¡Bienvenida a mis DIMES Y DIRETES!
Esta es mi zona de recreo escrito. Aprendizaje y risas en público: 100% práctico y divertido.
Qué hay que hacer para dar una charla bien
Aquí un ejemplo de lo que es una buena comunicación verbal. ¡No van a ser todo ejemplos nefastos! Pues vamos al lío, que no hay tiempo que perder.
Un discurso bien estructurado y emocional, es éxito seguro.
Dale al Play, escúchalo y míralo un rato. Fíjate en todos lo detalles, luz, gestos, modulación de voz, silencios… No hace falta que lo veas entero, para lo que te voy a contar más abajo, aunque hoy te lo he puesto fácil porque es muy sencillo engancharse a este vídeo.
¿Ya lo has estado mirando un rato? ¿Y qué?
¿Qué conclusiones empiezas a sacar?
Si la primera conclusión que sacas es… «pues no está tan bien». Por favor, mírate el vídeo enterito, los 12:27 minutos, piensa si tú podrías mejorarlo y luego me dices si has cambiado o no de opinión.
Ahora vamos a analizarlo. Este vídeo que te traigo hoy es una charla TEDx. Estas charlas, como sabrás, están teniendo un éxito brutal porque están muy cuidadas. Los ponentes además de guionizarse el discurso concienzudamente, tratan temas relevantes, interesantes o innovadores, y estudian muy bien por cómo transmitirlos, están muuuy ensayadas. No las hacen de un día para otro, ¡no!
Dicho esto vamos al tajo, que este vídeo lo merece…
1. La iluminación. La luz es ideal, vamos, profesional. Está iluminada como dios manda. Sus luces frontales, contras, destacada a la par que arropada la figura. Una buena luz no va a arreglar un mal guión, pero si es bueno ¡cómo lo viste! En el teatro profesional eso lo tenemos claro y se cuida muchísimo.
2. La postura. ¿Os habéis fijado cómo no se mueve apenas? En la guía de recomendaciones de charlas TEDx esto se le pide al ponente, en el teatro también. No hay nada más engorroso de ver que a alguien en un escenario dando pasitos a un lado o al otro, adelante o atrás, genera inseguridad en quien habla y quien escucha. Mirad cómo mantiene los pies separados, esto le da estabilidad. ¡Ojito con cruzar las piernecitas o poner pies juntitos!, porque no vas a aguantar en esa posición y te desequilibrarás.
3. Me chifla como pasa las diapositivas. Una de las cosas que menos suele gustarme de las charlas son las diapositivas, sobre todo porque, normalmente, el que da la charla se gira continuamente para pasarlas. Esto provoca desconexión con el público, que es lo que más hay que cuidar. ¿Te imaginas una llamada por teléfono que tuviera 40 interferencias? Un coñazo, ¿verdad? Pues eso es lo mismo que si te das la vuelta 40 veces para darle al botoncito. Hari Nef, la ponente, es una maestra y usa ese gesto como recurso para puntualizar, mostrar chulería, sarcasmo o punto y seguido.
4. Modula la voz y modula el discurso. Lo primero que llama la atención es la voz grave de la ponente – si no la conoces-, luego cuando descubres que es trans, eso pasa desapercibido. Su discurso no es de grandes aspavientos, pero se aprecian muchos matices en su tono de voz: ironía, sarcasmo, incredulidad, sorpresa, reivindicación… Las emociones guían el discurso para transmitir el mensaje que quiere: cuestionar la representación e identidad femenina y reivindicar tolerancia y aceptación. ¡Y vaya si lo consigue! Yo me hehecho fan de ella, ¿se nota?
5. Los silencios. Si me gustan sus palabras, más me gustan sus silencios. Son pocos y cortos pero los ejecuta divinamente. Esos silencios crean huecos de respiro y reflexión en el espectador, además de servirle para tomar aire y llevar el control. En el humor son fundamentales. Un gag o chiste contado todo seguido, sin pausa para meter la absurdez, revienta la gracia. (Aquí en Sevilla, a quien hace eso, se le llama «malaje», ¿y quién quiere ser un malaje? ¡Nadie! Pero haberlos haylos, muchos más que meigas). Y al contrario de lo que pueda parecer, los silencios bien utilizados, como en este caso, dinamizan los discursos.
6. Tiempo reducido. Uno de los requisitos de las charlas TEDx es que no deben rebasar los 18 minutos. Y esto se debe a que la atención del público se mantiene en espacios de tiempo relativamente cortos. Este es un consejo que doy muchas veces en mis clases y asesorías, cuanto más tiempo estemos expuestos más difícil es mantener la atención del espectador. Lo mismo vas a dar una clase y necesitas 3 horas, como es mi caso, pero es importantísimo que tengas en cuenta que la atención decaerá y necesitas disponer de herramientas para activarla.
7. La alfombra… no! Por poner una pega. Esa alfombra como de Aladín no pega. Entiendo que es para delimitar visualmente el espacio de la ponente, pero esos colores no van con esa escena. Si hubieran puesto una de un color liso, negro, azul como el telón de fondo… El telón de la derecha está un pelín descolgado, eso también lo he visto, a mi ojo crítico no se le escapa nada, lo he visto en la primera pasada, y si encima me lo iluminan… jajaja… Os parecerá exceso de puntillismo pero esas cosas en un teatro se cuidan hasta el detalle.
Conclusiones:
En esta charla se aprecia mucho trabajo. Un guión pensado y repensado y una puesta en escena ensayada muuuuchas veces. Con esto no quiero desanimaros a la hora de preparar vuestras charlas a público, al contrario, quiero que seáis conscientes que, cuando veis un discurso que os apasiona de principio a fin, detrás hay un montón de curro.
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